el pájaro y el camino
Hola, fieralindas.
Lo primero: cuando pensé en abrir este blog para nada me imaginé que lo que acabaría haciéndome más ilusión serían las descripciones de los espacios desde los que leéis mis palabras y las devolvéis con las vuestras en los comentarios de las entradas. Gracias a ese ejercicio tierno de reciprocidad he podido estar con vosotres un segundo en un autobús de Buenos Aires, un salón de una casa del borde de un barranco en Gran Canaria, un piso con vecinos de buen gusto musical en una ciudad cercana a Barcelona, una habitación alquilada en mitad de la sierra de Almería. Una pequeña euforia se me ha agitado al sentir que este espacio está saciando la necesidad que me impulsó a crearlo: sentirme más cerca de los que estáis al otro lado de este intercambio raro. Gracias, de corazón. Disfruto mucho leyéndoos.
Yo empiezo esta entrada en un tren que se desliza a 297 kilómetros por hora sobre unas líneas de acero que conectan la estación de Atocha-Almudena Grandes con la de Barcelona-Sants. Voy sentada alrededor de una de esas mesas flanqueadas por dos pares de asientos que se miran entre sí. La chica de enfrente duerme hecha un nudo, el hombre de su derecha hace rato que no está en su asiento. A mi izquierda, un chico joven escucha música en unos cascos que dejan escapar un poco el sonido de una electrónica potente. Afuera, el sol del principio de la tarde sobre la meseta veloz.
El miércoles de la semana que viene, día 11 de junio, salen las dos primeras canciones de FIERALINDA. Esto aún no lo he explicado, pero a vosotras os cuento en petit comité que saldrán dos a la vez porque el disco es un díptico, tiene las dos partes que le dan nombre: fiera y linda. En el concepto del disco ambas partes existen gracias a la otra, dialogan y se mezclan, intentando huir del encorsetamiento que supone a veces definirnos en la dualidad, necesitando deshacerla aunque sea desde dentro. Quise estructurar el disco en torno a esta idea que aparece en muchas de las letras de este álbum (y en realidad del anterior, pienso en Buena y pura o Lucero) y que es un gran temazo en mi vida, al que dedico muchísimo pensamiento. Creo que justo estas dos canciones son un buen ejemplo de ello.
Los títulos son Mirlo Pardo y La vereda. FIERA la segunda, LINDA la primera. La diferencia entre ambas caras os la explicaré más adelante, aunque quizás cuando escuchéis las canciones iréis entendiendo por dónde va. Hoy quiero hablaros de cada una, y enseñaros la letra aquí antes de que salgan.
Grabando La vereda en el estudio caí en un poema de Gloria Fuertes que dice: “Me dijeron: — O te subes al carro / o tendrás que empujarlo. / Ni me subí ni lo empujé. / Me senté en la cuneta / y alrededor de mí, / a su debido tiempo, / brotaron las amapolas.” Me pareció increíble haber hecho una letra tan similar a la de Gloria sin darme cuenta, aunque en realidad tiene bastante sentido porque es una de las autoras a las que más he leído y más cerca llevo del corazón. No sé si Gloria, como yo, escribió esas palabras al verse abrumada por esta sensación de eterna carrera, de sentir cómo a tu alrededor todos van veloces, abnegados, infatigables, fijando todo su empeño en la meta. Si sentía el peso de tener que ponerte en el lado de los triunfadores o en de los fracasados, sin más opción. Tampoco sé si Gloria hubiese aguantado la intensificación de esa sensación que generan las redes sociales, y el modelo de sociedad en general. No sé cómo protegerme ante el bombardeo de mensajes que me dicen que para tener más éxito (es decir, ser más querida, más infalible, más poderosa, tener más control sobre los demás) tengo que hacerlo todo mejor. Ir más rápido pero siempre con buena letra y que no se me vea el cansancio, que es obsceno. Ser hermosa pero no esforzarme demasiado para no ser superficial, para que no se me olvide ser además cuidadora e inteligente, revolucionaria, respetuosa, humilde, transgresora, la mezcla perfecta de todo ello. Tengo que saber más, hacer más, querer más. Saber hacer todas esas recetas preciosas de los vídeos pero mantener la casa tan limpia como en esos otros vídeos, aprender a cantar como las chicas de los otros vídeos, estar en los premios esos que aparecen en vídeos que veo después de otros vídeos que me dicen que querer estar en esos premios es vulgar. Tengo 27 años y siento que voy tarde, pero es que también lo sentía con 22. Así que si no quiero morir extenuada tengo que parar los pies, dejar que todos me pasen por derecha e izquierda, verlos desaparecer en el horizonte. Quiero abandonar la carrera, tumbarme en el suelo, hundirme en la tierra, elevarme por el aire, romper la horizontalidad. "Soy vertical, pero preferiría ser horizontal". Pues yo no quiero sentir que solo puedo ir hacia adelante o hacia atrás, Sylvia. Yo quiero ir hacia arriba y hundirme si lo necesito. Dar vueltas. Centrípeta y centrífuga. No quiero correr más. Quiero usar mis piernas para bailar, para agacharme a mirar los brotes, hacerlas descansar también. Dejar de destrozarlas cargando cada vez más peso en pecho y cabeza, en manos y garganta. No quiero sentir que solo puedo avanzar o estar parada. Salir de esa dualidad. No quiero correr, quiero volar y trazar nuevas formas de movimiento en el aire.
Lo primero: cuando pensé en abrir este blog para nada me imaginé que lo que acabaría haciéndome más ilusión serían las descripciones de los espacios desde los que leéis mis palabras y las devolvéis con las vuestras en los comentarios de las entradas. Gracias a ese ejercicio tierno de reciprocidad he podido estar con vosotres un segundo en un autobús de Buenos Aires, un salón de una casa del borde de un barranco en Gran Canaria, un piso con vecinos de buen gusto musical en una ciudad cercana a Barcelona, una habitación alquilada en mitad de la sierra de Almería. Una pequeña euforia se me ha agitado al sentir que este espacio está saciando la necesidad que me impulsó a crearlo: sentirme más cerca de los que estáis al otro lado de este intercambio raro. Gracias, de corazón. Disfruto mucho leyéndoos.
Yo empiezo esta entrada en un tren que se desliza a 297 kilómetros por hora sobre unas líneas de acero que conectan la estación de Atocha-Almudena Grandes con la de Barcelona-Sants. Voy sentada alrededor de una de esas mesas flanqueadas por dos pares de asientos que se miran entre sí. La chica de enfrente duerme hecha un nudo, el hombre de su derecha hace rato que no está en su asiento. A mi izquierda, un chico joven escucha música en unos cascos que dejan escapar un poco el sonido de una electrónica potente. Afuera, el sol del principio de la tarde sobre la meseta veloz.
El miércoles de la semana que viene, día 11 de junio, salen las dos primeras canciones de FIERALINDA. Esto aún no lo he explicado, pero a vosotras os cuento en petit comité que saldrán dos a la vez porque el disco es un díptico, tiene las dos partes que le dan nombre: fiera y linda. En el concepto del disco ambas partes existen gracias a la otra, dialogan y se mezclan, intentando huir del encorsetamiento que supone a veces definirnos en la dualidad, necesitando deshacerla aunque sea desde dentro. Quise estructurar el disco en torno a esta idea que aparece en muchas de las letras de este álbum (y en realidad del anterior, pienso en Buena y pura o Lucero) y que es un gran temazo en mi vida, al que dedico muchísimo pensamiento. Creo que justo estas dos canciones son un buen ejemplo de ello.
Los títulos son Mirlo Pardo y La vereda. FIERA la segunda, LINDA la primera. La diferencia entre ambas caras os la explicaré más adelante, aunque quizás cuando escuchéis las canciones iréis entendiendo por dónde va. Hoy quiero hablaros de cada una, y enseñaros la letra aquí antes de que salgan.
La vereda, la canción más luminosa que creo haber escrito hasta ahora, dice así:
Qué raro este camino,
estamos todos como arrasados
¿Qué es lo que perseguimos?
A mí hace tiempo se me ha olvidado
y me duele la voz
y me pesan las manos.
Tiene que haber un lugar
donde podamos deshacernos
y no tengamos que apretar
el corazón pa' sostenerlo.
Quizá no existe aquello que nos prometen al otro lado.
Y no sé si llego,
no sé si quiero llegar,
y no sé si encajo
en esta maldita
velocidad.
Mientras ellos echan a correr
yo me espero en la vereda,
voy a gastar en mirar al cielo
todo el tiempo que me queda.
Cuando se hayan llevado el ruido
que hacen sus pies en la arena
y me quede atrás
me voy a elevar.
Quiero dejar de acelerar, tumbarme en la hierba
y el peso de este cuerpo que todo lo carga
que lo sostenga la tierra
y ver crecer las amapolas,
que me atraviese la belleza.
Y no sé si llego,
no sé si quiero llegar,
no sé si valgo
para no parar
no parar
no parar.
Mientras ellos echan a correr
yo me espero en la vereda,
voy a gastar en mirar al cielo
todo el tiempo que me queda.
Cuando se hayan llevado el ruido
que hacen sus pies en la arena
y me quede atrás
me voy a elevar
más allá de las flores
por encima del mar
y voy a volar.
Voy a volar.
Mirlo pardo, una de mis favoritas del disco, dice:
En aquel blog que me hice con trece años escribí la siguiente frase como descripción del perfil: "un pájaro y una pantera luchando a muerte en mi garganta". He tenido que revisitar mucho de lo que he escrito a lo largo de mi vida en cuadernos, libretas, blogs, notas del móvil, etc. para volver a conectar el cable que hacía funcionar mi músculo creativo, que después de sacar el primer disco estaba casi inerte. Me sentía como arrasada. Encontré esa frase que resonó con la parte más inmutable y basal de mi escritura, como si la Ede de trece años me trajera desde el pasado un hilo del que tirar. Sigo notando a esos dos animales combatiéndome dentro. La tristeza que me atravesaba cuando escribí Mirlo pardo me ponía de nuevo en una posición en la que me he visto muchas veces: atender a la parte más combativa de mí misme, la que defiende a muerte mi bienestar (eso que ahora llamamos "límites", que no son otra cosa que aquellos espacios donde sentimos que dejamos un poco de ser la parte que controlamos y en la que descansamos), la que afila los dientes y huye diligente del lugar donde se la hiere; y, por el otro lado, la parte más ligera y tierna, fiel al amor y al placer, que para sobrevivir solo puede responder a su necesidad de afecto, saciándola siempre, aunque sea rindiéndose ante el daño que el otro le provoca, asimilándolo. Esta disyuntiva me ha tenido noches enteras sin dormir, y hasta hace poco pensaba que solo una de las dos criaturas podía ganar. Parte del ejercicio de huir de las preguntas que solo admiten dos respuestas antagónicas ha sido ir dejando en este disco, o al menos intentarlo, toda esa angustia binaria. Escribirle canciones, creérmela del todo y luego descubrir la mentira. Explorarla con devoción y escepticismo. Hacer que el pájaro y la pantera bailen en una canción. Que el primero vuele sobre la vereda, y la segunda corra campo a través, acompañándose.
Empiezo a terminar de escribiros esto en el balcón de mi casa. Es de noche y estoy sentada mirando al cuadrado de mar negro que es el fondo de mi calle. Siento que hoy tendré un poco de insomnio, pero no me importa. Tengo ganas de que escuchéis esta primera dupla, creo que en parte hay un sonido diferente pero la esencia de mi música está más presente que nunca. Sería increíble tener un superpoder y, así como ahora me contáis desde dónde leéis este blog, poder teletransportarme un segundo al lugar y el momento en el que escucharéis por primera vez Mirlo pardo y La vereda.
De lado a lado de mi cuerpo me atraviesa
me parte en dos como una flecha una tristeza,
hoy no sirvo pa' existir, eso me tranquiliza
pero me da miedo que ellos se den cuenta.
Pasa que una a veces pierde la entereza
ante el rechazo, el abandono, la tibieza criminal
y un dolor subliminal se cristaliza
y el terror a la soledad se alza.
De lado a lado de mi cuerpo me atraviesa
esta maldita sensación de estar mal hecha,
desde pequeña este consuelo en forma de canción que reza
se hace muro contra la hostilidad de fuera
y adorna con plata mi pena.
De lado a lado de mi cuerpo me atraviesa
me parte en dos como una flecha una tristeza,
en la boca de mi estómago pelean a muerte
un mirlo pardo y una pantera.
En aquel blog que me hice con trece años escribí la siguiente frase como descripción del perfil: "un pájaro y una pantera luchando a muerte en mi garganta". He tenido que revisitar mucho de lo que he escrito a lo largo de mi vida en cuadernos, libretas, blogs, notas del móvil, etc. para volver a conectar el cable que hacía funcionar mi músculo creativo, que después de sacar el primer disco estaba casi inerte. Me sentía como arrasada. Encontré esa frase que resonó con la parte más inmutable y basal de mi escritura, como si la Ede de trece años me trajera desde el pasado un hilo del que tirar. Sigo notando a esos dos animales combatiéndome dentro. La tristeza que me atravesaba cuando escribí Mirlo pardo me ponía de nuevo en una posición en la que me he visto muchas veces: atender a la parte más combativa de mí misme, la que defiende a muerte mi bienestar (eso que ahora llamamos "límites", que no son otra cosa que aquellos espacios donde sentimos que dejamos un poco de ser la parte que controlamos y en la que descansamos), la que afila los dientes y huye diligente del lugar donde se la hiere; y, por el otro lado, la parte más ligera y tierna, fiel al amor y al placer, que para sobrevivir solo puede responder a su necesidad de afecto, saciándola siempre, aunque sea rindiéndose ante el daño que el otro le provoca, asimilándolo. Esta disyuntiva me ha tenido noches enteras sin dormir, y hasta hace poco pensaba que solo una de las dos criaturas podía ganar. Parte del ejercicio de huir de las preguntas que solo admiten dos respuestas antagónicas ha sido ir dejando en este disco, o al menos intentarlo, toda esa angustia binaria. Escribirle canciones, creérmela del todo y luego descubrir la mentira. Explorarla con devoción y escepticismo. Hacer que el pájaro y la pantera bailen en una canción. Que el primero vuele sobre la vereda, y la segunda corra campo a través, acompañándose.
Empiezo a terminar de escribiros esto en el balcón de mi casa. Es de noche y estoy sentada mirando al cuadrado de mar negro que es el fondo de mi calle. Siento que hoy tendré un poco de insomnio, pero no me importa. Tengo ganas de que escuchéis esta primera dupla, creo que en parte hay un sonido diferente pero la esencia de mi música está más presente que nunca. Sería increíble tener un superpoder y, así como ahora me contáis desde dónde leéis este blog, poder teletransportarme un segundo al lugar y el momento en el que escucharéis por primera vez Mirlo pardo y La vereda.
Si os soy sincera, volver a tener que promocionar mi música me ha generado una pereza tremenda, pero este lugar apartado me gusta y me ilusiona, y eso es nuevo para mí. Gracias por construirlo conmigo.
Amor y rabia,
ede
Escribo desde mi habitación, son las 16:15 y acabo de comer. A mi izquierda mi mesilla, donde nunca falta un libro, a mi derecha la ventana con la persiana algo bajada, que me permita descansar y desconectar del ritmo frenético que llevo últimamente. Y te leo en un rincón de calma y tranquilidad , donde no existen nada más que la quietud y tus palabras. Te leo sintiéndome afortunada, comprendida y abrazada por tus palabras, por tus dualidades, tus luchas internas y tu sentir. También tengo 27 y comparto esa sensación de tener que ser todo, pero quiero ser horizontal también. Esta entrada, así como las otras dos, han sido un rincón de comprensión. Gracias por dejarnos formar parte de un espacio tan sano y revolucionario en un mundo tan frenético. Gracias por compartir esas letras, de nuevo me siento afortunada y con ganas esperaré a poder escucharlas.
ResponderEliminarHola, compañera ❤️ Es recíproco eso de sentirme afortunada leyéndote. Supongo que los conflictos y los quebraderos compartidos lo son menos, o al menos tienen más sentido. Que este espacio sea para ti todo lo que me narras me parece como magia. Gracias por estar ahí, te abrazo fuerte.
EliminarEscribo desde mi habitación en Medellín (Colombia) son las 20:42 y estaba terminando pendientes del trabajo.a mi derecha hay una ventana que da hacia el patio de la casa y está llena de varias plantas que cuido, a mi izquierda tengo un ampli de guitarra y un controlador Midi. Te leo con el corazón conmovido y se me derraman algunas lagrimas al ver que lo que siento no es tan ajeno a algunas personas, tengo 25 y recién terminé la universidad, ando debatiéndome sobre como llevar mi vida en un país que es tan lindo y tan duro al mismo tiempo y más con esa sensibilidad que tanto rechaza mi contexto social. Leer esto me ha llegado muy profundo, tanto como tus primeras canciones al piano, que conocí en un momento donde mi vida se caía un poquito más que ahora, me inspiras a crear y dialogar mucho con mi masculino, con mi fragilidad y con todo eso que siento y que amo con tanta pasión, gracias por abrirte <3
ResponderEliminarMatías, querido. Qué momentazo ese el de salir de la uni... yo lo recuerdo como una explosión de posibilidades y a la vez mucha crisis por no saber cuál de todas habitar, quién se quiere ser en cada una de ellas. Sé que hay contextos ahí fuera donde tu sensibilidad será recibida, integrada y agradecida. Tiene que ser duro que no pueda ser en tu lugar de origen, aunque quiero creer que existen reductos allá donde puedas existir sin atenuarte. Mientras lo encuentras, yo te doy toda mi música para que ese sea tu lugar. Graciad por compartir esto tan lindo e íntimo. Ojalá pueda ir a Colombia pronto y abrazarte.
EliminarEscribo desde mi habitación en una de las ciudades dormitorio del sur de Madrid, con una tormenta cebándose con mi calle e impidiendo que saque al perro al mismo tiempo que me abriga estando en casa. Supongo que la tormenta también tiene su dualidad y le gusta expresarla para cualquiera que esté dispueste a escucharla.
ResponderEliminarHe leído esto mientras escuchaba las canciones por segunda vez, inmediatamente después de la primera. A veces echo de menos el momento de descubrimiento de una pieza de arte antes de que te haya transformado, pero ahora que lo pienso no creo que sea algo que pueda dejar de suceder. Igual que todo Lucero sigue resonando conmigo con nuevas frecuencias con el paso del tiempo, las risas y las tragedias, estas canciones resuenan con otras profundidades, que me había atrevido a atisbar pero que temía estar explorando en solitario.
Podría explayarme en cómo la lucha entre las distintas piezas de dentro me han hecho sumergirme en Mirlo Pardo, o cómo mi pieza que pretende ser artista se ve reflejada en el hastío de una carrera sin pausa, pero siento que sería elegir un puñado de palabras al azar que salen como los números de un bingo, en los que la bola que los remueve es mi pecho y mi garganta. Nunca deja de girar, pero con estas canciones encuentra un ritmo, y a veces cae un número que, aunque no esperabas ver, reconoces como el que debe ser.
No sé, termino de escribir esto casi llorando mientras mi gata carey trastea alrededor (se llama Mia, porque fue su primera palabra). Durante mucho tiempo pensé que no podía sentir, y no puedo agradecer lo suficiente que tus canciones me enseñaran que estaba equivocade.
Hola, hermose ❤️ "...en los que la bola que los remueve es mi pecho y mi garganta". Dices que durante un tiempo pensaste que no podías sentir, y lo que yo leo en tus palabras es un sentir arrollador. Entiendo que a veces abruma y se desactiva como por supervivencia, pero no tiene pinta de que puedas dejar de sentir. La clave está en encontrar esos lugares donde une no tiene que desactivarse para sobrevivir. Seguro que tu gata ayuda, una fieralinda más. Gracias por recoger con tanta profundidad las canciones. Eso las ensancha y las da vida, y a mí también. Cuídate.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarYo te escribo desde mi escritorio, con un café recién hecho que voy a disfrutar tranquilamente mientras se alivia un poco la presión, antes de volver al trabajo. No hay nada bucólico en la escena pero, como estoy en casa, lo que sí hay es una lámina enmarcada a mi izquierda: "porque si yo cargo con la pena // tú con la culpa vas a cargar", firmada por ti.
ResponderEliminarAcabo de pensar en el día que compré la lámina, y me asalta la duda de si volveré a escuchar en directo Amapolas, mi canción favorita de Lucero, ya que puede que se caiga del repertorio de la siguiente gira. Pero disfruté tanto ese momento, como si no existiese nada más, que no me importa no volver a vivirlo. Aunque Amapolas no fue mi preferida desde el principio, la manera en que se superponen las voces hacia el final me ha ido cautivando en cada vuelta, más y más, y eso en el concierto fue un éxtasis.
Siempre tengo la sensación de que toda persona que carga con el arte a sus espaldas vive siempre la misma historia, la misma vida. Como si lo que carga realmente fuese una sensibilidad, común a todos los artistas, y el arte fuese solo lo que salpica accidentalmente hacia afuera desde esa joroba. Pero cada cual expresa ese periplo a través de un lema particular, "amor y rabia", con un gusto determinado; y el tuyo es increíble. Solo por si sirve de algo, me encantaría que supieras que esas dos dimensiones que nos cuentas en el díptico se sienten extremas en lo que habías publicado hasta ahora, y que quienes prestamos atención, creo que te habíamos entendido ya sin que tuvieses que explicarte siquiera, aunque tampoco supiésemos decirte por qué si nos preguntases directamente. Pero también creo que siempre da un poco de alegría sentir que alguien comparte el mismo tipo de dolor, aunque sea a través de la pantalla o los auriculares y ni siquiera le conozcas.
Me parece que lo bueno de abarcar hasta los dos extremos de un espectro tan amplio es que, por necesidad, contienes también todos los tonos que hay entre el rojo y el negro; que de alguna forma puedes acceder a todo lo bueno y lo malo y transitarlo hasta caerte por un extremo para descubrir que en verdad no había caída porque estaba conectado al otro en una junta perfecta, que era un círculo en lugar de una recta. Y en ese círculo, correteando como pollos sin cabeza de un lado a otro sin descanso, por agotador que sea, es donde encontramos la serenidad y las otras dos o tres cosas buenas que podemos sentir, y las conservamos por un tiempo, luego las perdemos, y al rato volvemos a encontrarlas, si eso, aunque casi siempre pasa. Al menos, así es como lo he vivido yo, y lo siento tan fuerte en tus palabras que no puedo evitar que se conecten solas a esa idea.
Y me alegra tanto, tantísimo, descubrir que artistas que aprecio de una forma tan profunda han llegado a esa idea, que me hace pensar que así habrá al menos una persona en el mundo que estará un poquito mejor, que podrá hacer que quienes le rodean estén también un poquito mejor, y que así todos iremos llegando poco a poco a reconciliarnos con nosotros mismos, con el mundo y con la vida y, en definitiva, que todo estará al menos un poquito menos hecho una mierda.
Estoy cogiendo la costumbre de decirle a las personas que admiro que lo hago y exactamente el por qué, para no quedarme con eso dentro. Alguno cercano me falta ya, y me alegré infinito de habérselo dicho cuando tuve oportunidad. Así que sobre lo que siento con tu obra en general podría extenderme mucho, pero tuve la suerte de poder decírtelo también el día que compré esa lámina, así que en ese sentido, ya me quedé a gusto. Muchas gracias por darnos este espacio, a ti misma y a nosotros, por abrirte en canal y dejar que la belleza explote y nos atraviese de esta manera.
PD: sería la caña algo de merchandising con eso de "amor y rabia" que estás usando para despedirte en el blog. Yo lo pillaría seguro jeje
Hola, querido 🫂 No sabes el descanso y la gustera que es leer que el imaginario que tiene una dentro y todo el esfuerzo que pone en que atraviese la barrera del ruido y la confusión para llegar a las demás tienen sentido. Estamos en un momento en el que parece que solo sobresale lo simple, lo que la mayoría puede comprender. Mi equipo de comunicación me decía mucho "tenemos que explicar esto muy bien, para que la gente lo entienda". Sentir que hay sensibilidades ahí fuera que resuenan contigo sin muchísimas explicaciones es una especie de bendición. Todo este universo resuena fácil con quien tiene que ser, con aquellos para los que hice este disco, que para nada es la mayoría. Jamás resoné con la mayoría, y mucha gente como tú ahí fuera tampoco. Encontrarnos es como ver una bengala en el cielo cuando estás navegando sola en mitad del mar. Gracias de verdad por la sensibilidad sublime con la que acoges esta fiera, y acogiste al lucero. Para ti mi música, pa siempre. Y para darte una alegría, amapolas no dejará de sonar ;) cuídate.
EliminarHola, Ede.
ResponderEliminarTe escribo a las 12:00 desde mi sofá en un pueblito de Badajoz de estos que están muy muy lejos de todo.
En primer lugar quiero darte las gracias. Por tus canciones y por lo que escribes aquí. Creo que he perdido la cuenta de los años que llevo intentando comprender por qué el mundo me duele tanto pero a la vez me emociona y me genera una luz dentro. Me está encantando esta propuesta tuya de alejarte de las dos opciones, del todo o la nada; es una manera de acercarme a la vida que nunca había tenido y que ahora mismo pienso “MUJER, POS CLARO, esto tiene todo el sentido.” Pero, qué difícil, ¿verdad?
Te escribo llorando un poco (dato de ubicación espacio-temporal), como llevo haciendo creo desde el momento que escuché tus canciones. Ambas son un espectáculo, de verdad, gracias y enhorabuena. Pero La vereda, tía… Qué te digo. En este momento en el que mi vida está un poquito más regulín regulán que de costumbre, escucharte ha sido tanto, tanto, tanto, un abrazo. Pero es que, de verdad, he sentido calorcito en el corazón.
Así que solo puedo mostrarte mi infinita gratitud por este regalo que nos haces con tus palabras y con tu música. Con tu manera de ser y estar en el mundo.
Desandito estoy, como dirían por aquí, de poder escucharte pronto en directo y abrirnos el pecho juntas.
Te mando un abrazo inmenso y poder devolverte aunque sea una mijirrinina del calor que tú me has dado a mí.
Belén, lindura. Qué energía tan bonita me ha llegado leyéndote. Es difícil encontrarse a una misma en el dolor que le genera el mundo, pero como bien dices también lo acompaña una increíble capacidad de dejarse atravesar por la belleza. Y qué mejor que hacerlo juntas. Deseando encontrarnos en un directo, mientras tanto me pone muy contenta saber que la vereda te acompaña. Hazla tuya, te la regalo. Gracias siempre.
EliminarHola, Ede! Hoy te escribo desde mi habitación también, como muchos esta vez, veo. Todo está lleno de envoltorios de caramelos para la tos y pañuelos y botellas de agua. Los pájaros cantan por la ventana abierta, que no he tenido la fuerza de voluntad necesaria para cerrar cuando ha empezado a apretar el calor del mediodía. No sabes la ilusión que me ha hecho leer que hiciste referencia a nuestros lugares en esta entrada, es como si estuviéramos entretejiendo palabras, me alegró la mañana.
ResponderEliminarDices que te gustaría teletransportarte a cuando escuchemos estas dos canciones. Pues bien, espero que no lo hagas, aunque tengas la capacidad de hacer estas cosas tan mágicas, ya que ya habrás deducido que estoy en la mierda xD Escuché La Vereda cuando salió, pero no he escuchado Mirlo Pardo entera hasta ahora, y que bien, porque siento que me ha llegado cuando el mensaje más me ha tocado. Me encanta esta idea de la dualidad y de sacar las canciones de dos en dos, y cómo exploras esta idea tan a fondo; gracias por explicarlo, no lo habría entendido si no. Jo, es muy buena idea. La Vereda es muy motivante y me encanta ponerla en bucle. Mirlo Pardo duele más, pero la letra es igualmente preciosa.
Y a mí también me encanta este sitio acogedor que estás construyendo aquí. Oye, qué poesía tienen tus oyentes al hablar, me he quedado muda leyendo a los demás también. Que guay.
Hasta la próxima entrada, fiera, linda e inspiradora (para empezar a romper la dualidad)
Hola, lindura. Espero que a estas alturas esa tos haya remitido, las enfermedades en verano son aún más incómodas. A mí me hace mucha ilusión conocer vuestros lugares, incluso llenos de pañuelos usados. Y sí, para mí también está siendo increíble leeros, por aquí hay alto nivel de expresión y comprensión, la clave siempre es ir encontrando a tu especie. Nos vemos en la próxima (me encantó tu ruptura de dualidad).
EliminarDesde mi sofá otra vez a las 23:55 (una hora menos en Canarias), después de varias noches sin dormir de nuevo, llegó un poco tarde a todo esto porque he estado corriendo y no he tenido tiempo de pararme a escuchar y leer esta belleza. Desde el sofá veo a mi perro dormir, que paz y ternura transmite, me encanta verlo dormir, me hace feliz verlo en calma. Mi chica está a tope currando en el estudio, la escucho teclear, en el ordenador, escribir en papel. Está esforzándose mucho para conseguir plaza de profe en la especialidad que le gusta y está sufriendo la velocidad de esa carrera. A veces parece que no queda más remedio y acabamos empujadas por la corriente a ir a una velocidad que no es la nuestra para alcanzar metas que una vez alcanzas, te quedas igual. Todo esto que cuentas en tu interior me resuena muchísimo, estoy transicionando (puede que me haya inventado esta palabra), llevo un año de cambios y hallazgos en mi misma importantes y dolorosos. Lo llamo estar en una “línea de inflexión” porque en mi caso el cambio conlleva tiempo, tiempo de trabajar en mi, mis heridas, mis traumas y en abrir los ojos a la realidad, parece lo que necesito y lo que he hecho en mi vida no han resultado estar muy alineados y una siente que ha sido arrastrada a una dinámica, a una velocidad, a una dirección que tal vez no eran el objetivo. Y estoy trabajando el parar, parar para detenerme en la belleza. Y lo consigo a veces, pero es sistema arrastra hacia la velocidad. Gracias por tus letras, por expresas esa dualidad de una forma tan mágica y bella, en la letra, la música, la voz. Este blog parece terapéutico jajaja te agradezco la existencia de este espacio seguro. Me detengo a ver tu texto y cada comentario de las que escriben aquí y contexto de alguna forma con cada historia porque a todas nos han empujado a tantas cosas. Y parar es tan necesario para conectar con una misma, para convertirse en la mezcla de la dualidad que todas llevamos a dentro y ser nosotras mismas, cada una con su linda y con su fiera. Todo este texto es espontáneo y sale cada palabra como un disparo. Esa libertad que me deja este espacio es de agradecer, no ha que medir nada porque se habla desde la honestidad. Gracias por tu arte Ede, me encanta descubrir esta belleza hecha canciones. <3
ResponderEliminarQuerida 🫂 Esas líneas de inflexión (me encanta cambiar el punto por la línea) son incómodas pero son lo que nos hace movernos hacia los lugares donde podamos ser las que queremos ser. Y es doloroso y agotador pero lo es más quedarnos en los hábitos y las dinámicas que nos alejan de la versión de nosotras mismas que más ilusión nos hace habitar. Que la dualidad solo sirva para expandirnos, no para encarcelarnos. Todo mi ánimo en el proceso, suerte que te acompaña esa fieralinda perruna. Ánimo también a tu chica, las opos son de las carreras más hostiles. Gracias por tomar este espacio por seguro, es hermoso recibirlo así. Abrazo grande.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDesde los pies de mi cama mirando la luna, son las 5:32 y por fin me he atrevido a escribirte. En Sevilla, con Papi (mi perro) durmiendo apoyado en mi. Hoy se puede dormir sin aire acondicionado, el visillo no para de moverse.
ResponderEliminarDesde Lucero, como ella me llamaba, y con lo que vendrá de Fiera Linda, no puedo evitar acordarme de ella. Desde pequeño me decía que iba volando a todas partes. Descapullábamos las amapolas para ver los colores que tenían. Lo que daría por volver a estar con mi abuela sin que páse el tiempo. Ahora, gracias a ti en la vereda sigo con ella.
No se si al otro lado se estará mejor o peor, pero solo me queda pararme a observar la luna rojiza desde mi ventana y pensar que me esta acompañando.
Eme
Hola Eme 🫂 Me han emocionado mucho tus palabras. Ojalá todas las amapolas de este mundo contengan un poco de ella, para que puedas ir a buscarla siempre que lo necesites. Si mis canciones ayudan, para mí es el honor más inmenso que me puedes brindar. Así que la que está agradecida soy yo. Para ti toda mi música, para que invoques aquello que te haga sentirte acompañado. Amor también para esa fieralinda que te acompaña! Beso gigante.
EliminarEscribo esto desde mi camino a casa en el tren, acabo de devorarme las dos primeras publicaciomes y está. Me daba verguenza escribir algo pero justo al ver el principio de esta y ver la casualidad que yo también este en un tren Renfe pero al otro lado de España, a Coruña me hizo animarme, yo también voy en la zona de las mesas, a mí izquierda hay un chico con el móvil y una chica viendo una serie, en frente un padre con un bebé que le da curiosidad todo y acaba de llegar un chico con una ensaimada. Me acabo de dar cuenta al escribir este comentario que yo también tenía un blog de adolescente y socorro el nombre Tumblr que puse, me ha hecho mucha gracia verlo en cuanto acabe de escribirte esto iré a ver si subí algo porque ni me acuerdo pero sé que también me gustaba la idea de tener un blog y expresar lo que sentía por eso estoy bastante segura que estoy aquí. Quería ponerte que la primera vez que escuché las dos canciones fue en un paseo en bici a la escuela de teatro en la que me becaron y pude estar este año en Turin, iba a actuar en el examen de una migo y compañero, fue un paseo precioso soleado que recuerdo con mucho cariño ahora volviendo a casa. Me ha parecido muy casualidad (y eso que no creo mucho en ellas) que hablaras de un poema de Gloria Fuertes cuando justo lo primero que quiero hacer al llegar a casa es pasarme por la biblioteca que tiene una antología de ella y que deje a medias cuando vine en Navidad. Ese poema es de mis favoritos, graciñas por crear un lugar así es super inspirador, con cariño, una artista que se siente muy comprendida al leerte.
ResponderEliminarI.
Hola!
ResponderEliminarTe escribo desde el salón de mi nuevo piso, con el aire acondicionado delante (y encendido) y una botella de agua por terminar a mi lado. Tengo que ponerme al día con las entradas del blog, he leído esta después de haber escuchado ambas canciones (porque salieron hace tiempo, las escuché en su momento pero no leí el blog). y me han encantado las explicaciones y refexiones. Especialmente lo de Gloria Fuertes, qué curioso que sin darte cuenta te haya inspirado en la letra de la canción. Por cierto, ambas las escuché en mi antiguo piso tumbada en la cama en un descanso entre trabajo y responsabilidades del día a día, y cuánto me gustó escucharlas. Mirlo pardo es mi favorita, precisamente por la frase del mirlo y la pantera. Muy bonita la conexión con la Ede del pasado.
Gracias por cambiar la letra del blog, por cierto, ahora se lee mucho mejor desde el ordenador.
Un abrazo!
Escribo esto desde el trabajo en un pequeño pueblo de la provincia de Valencia, esta semana me tocaba turno de noches, y puesto que está siendo una noche muy tranquila, decidí aprovechar para comenzar a leer el blog, sé que igual llego tarde, pero llevaba un tiempo en el que no estaba pasando por una buena racha, producida en gran parte por unas oposiciones, y que me han llevado a desconectarme de mi misma. En definitiva, me están gustando mucho tus textos, me reconozco en tus palabras, y por ende, en tus canciones, sobretodo en “la vereda”. Al final, las oposiciones son un proceso donde, como bien decías en algún post del blog, supuestamente tienes que dejarlo todo y centrarte en eso, porque si no lo sacrificas todo para conseguir esa plaza, no lo lograrás, y al final una piensa “y si no llego” y “no sé si quiero llegar” “y si esto no es para mí” y al mismo tiempo te machacas porque si no eres capaz de aguantar esa velocidad, igual no eres tan fuerte, y lo único que quieres es parar, tumbarme en la hierba, mirar al cielo y que en vez de soportar tu misma el peso de todo eso, que lo sostenga la tierra, y simplemente existir, y nada más. Muchas gracias por escribir esa canción (y en general todas las canciones), porque estoy segura que a mucha gente (como a mi) le ayudarán. Te sigo desde tus inicios, aún recuerdo la primera vez que te escuché en un video de youtube de una actuación en la 2 de la canción “nada”, pensé en la bonita voz que tenías y lo mucho que me hiciste sentir, cosa que cada día es más difícil en los cantantes. Un abrazo grande.
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