las canciones que salen de un campo arrasado
Hola, fieralindas.
El año pasado leí Nubosidad Variable, de Carmen Martín Gaite. Tengo un cariño especial a la figura de Carmen y a su literatura, y este libro terminó de robarme el corazón. En él dos amigas se cartean tras años de distancia y silencio. Una de las normas epistolares que establecen es que siempre, al empezar una carta, han de describirle a la otra el lugar desde el que escriben, como manera de acercar la presencia a través de la imaginación. Como de invocarse en diferido. Yo de adolescente me escribía cartas con algunas amigas y con mi abuela Leo, y a raíz del libro de Martín Gaite y de ver cómo mi amiga Eva mantiene aún este ritual ya casi prehistórico, decidí recuperar el hábito. Lo hice con algunas personas amadas, copiándole la norma a las protagonistas de Nubosidad Variable, y me parece bonito traerla aquí. Así que:
Os escribo desde mi piso de Barcelona. Lo llamo “piso camarote” porque apenas tiene 30 metros cuadrados y está muy cerca del mar. Me mudé hace dos meses y todavía tiene para mí esta energía de espacio virgen, donde aún estás descubriendo quién quieres ser ahí y cómo quieres habitarlo. O quién quieres ser ahí por cómo quieres habitarlo. Son las doce de la mañana, es martes, el viento costero mueve las sábanas que he colgado en el tendal del balcón. Se oyen obras callejeras. Pienso en que esta escena es un buen resumen de Barcelona, una extraña mezcla de calma marítima y ruido de gran ciudad.
He de confesaros primero y para paliar los síntomas: estoy un poco nerviosa por esta segunda entrada. Creé este espacio como reducto minúsculo que salvaguardar de la comunicación de masas, pensando (os lo juro) que le interesaría a un número muy pequeño de personas. Sin embargo lo compartí en redes y os interesasteis por él muchísima más gente de la que me habría imaginado. Aunque supongo que de toda esa gente que me escribió a la que realmente se quedará a leer habrá una diferencia significativa, esto ha despertado al monstruo que todas llevamos dentro; el del miedo a no alcanzar una calidad digna, de que de repente haya muchas atenciones sobre algo que una ha hecho y que en el fondo no merece tanto la pena. Pero luego pensé que es precisamente el ejercicio que tengo que hacer aquí. El de recordarme que hago esto simplemente para comunicarme con vosotros y hacer más estimulante (al menos para mí) esa comunicación, en formas que no caben en otros sitios más prolíficos. El de recordarme que no tengo que ser perfecta en algo para hacerlo, algo que a veces con la música se me olvida.
Nervios expuestos y espacio-tiempo situado: vengo a compartiros algunas cosas de FIERALINDA, el disco que sacaré este año. Algunos ya adivinasteis el nombre por el título de este blog, y quiero contaros qué se esconde detrás de él, cosas que aún no he contado fuera de aquí.
Cuando comencé a escribir estas canciones estaba profundamente en conflicto y crisis. De hecho, se dio para mí algo hermosamente paradójico: la crisis devino en querer dejar de compartir mis canciones, y todo lo que se me movió con ello solo pude expresarlo haciendo canciones. Ahí entendí que escribir y cantar era para mí algo mucho más esencial de lo que me creía. Durante muchos meses la forma de compartir eso tan esencial se me hacía artificial, ajena, agotadora, absurda y a veces dolorosa. No solo porque el ejercicio de compartirlo, aunque ciertamente egocéntrico, esconda en realidad una vulnerabilidad salvaje, sino porque entre mi creatividad y yo se interpuso, en efecto: el capital. Compartir una canción o un disco se convertía en números que se convertían (supuestamente y de manera muy aleatoria) en dinero, que se convertía en la posibilidad de vivir dignamente. Si a la gente no le gustan tus canciones, no podrás vivir. Esta fue la primera asociación diabólica que empezó a enturbiar las cosas. Pero analizando la primera parte del axioma entraba un dolor aún más delicado. Si a la gente no le gustan tus canciones. Si a la gente. La gente. No le gustan. Gustan. Tus canciones. Tuyas. Tu letra tu historia tu forma de contar. Tu trauma tu alegría tu amor tu intimidad tus horas de creatividad tu creatividad misma tus elecciones estéticas sonoras expresivas. Tú tú tú. La gente. La gente y tú. Y en el medio, tu creación. Creación que, en mi caso, es mi forma de expresión más esencial. Allí donde digo todo lo que no puedo decir de otra manera. Un trozo de mi alma, si me permitís el dramatismo (que en realidad es literalidad).
Entré entonces en un análisis casi obsesivo. ¿Quién es la gente? ¿Qué es gustar? La gente existe, está claro, hay personas que escuchan tus canciones. Están ahí, hay números en los reportes de las plataformas, hay gente en las salas. Pero si no son suficientes para que pagues el alquiler, para que vivas dignamente, ¿deja de ser gente? No, por ahí no. Por ahí nunca.
Gustar. A lo largo del proceso de compartir Lucero se me han dicho cosas absolutamente increíbles sobre mi música. Pero: la maldita tendencia del ser humano (¿natural? ¿naturalizada? ¿cultural?) de centrarnos en lo que no. En donde no. En aquello que no te elige, que te expulsa. Cien comentarios buenos sobre tu hacer; uno solo malo, o mejor dicho, el silencio (que contiene todo lo peor que uno se dedique a imaginar) y todo se tambalea. Ah, y la comparación. La bendita comparación. Ese sí, pero yo. Esa mucho, pero yo. Ese está ahí, pero yo. Pero. Yo. No. Llego.
Un “llegar” que hoy en día ni siquiera es solo hacia tener éxito, sino simplemente hacia ser vista. A colarte entre el maremágnum de “creadores”, marcas, ofertas, demandas, proyectos, propuestas, consumos, críticas, viralidades, virilidades, y todos los cool kids de internet. Y que alguien, por Dios, se entere de que estás ahí, intentando como absolutamente todos los demás que sea lo tuyo lo elegido, lo valorado, lo digno de unos minutos de atención antes de pasar a lo siguiente. Esto es lo que me resulta más devastador. Ya ni siquiera sé si necesito tanto ser escuchada.
Sobre la problemática económica (que, he de matizar por justicia de clase, no es que no me pudiera pagar el alquiler, es que sentir que el hecho de hacerlo dependiese de la aceptación y la popularidad de mis canciones me paralizaba) llegué a una conclusión muy pragmática: como de momento no aparece una mano gigante que me alza y me coloca fuera de un engranaje capitalista donde necesito el dinero para vivir, lo conseguiré haciendo algo que no implique mi propia creatividad, para eliminar el constante ejercicio de auto-revisión y juicio. Fui a todas las librerías de mi barrio a preguntar si necesitaban empleada. Por suerte, desgracia o providencia, ninguna me dijo que sí. (Mantengo la fantasía de ser librera alguna vez)
Sobre el problema de cómo la forma en la que se recibía mi creación me hacía cambiar mi percepción sobre ella y sobre mí, e incluso mis ganas de realizarla y mi goce al hacerlo, fui mucho más tajante. Pensé que Lucero era un buen disco para ser el único. Pensé que hay muchísima gente haciendo canciones, que no se necesita más. Pensé que una retirada a tiempo. Y lo sigo pensando.
Lo sigo pensando porque hacer el ejercicio de plantearme realmente dejar la música, de alguna forma, me liberó. Llegué a la conclusión de que si mañana decido hacerlo, no se me acabará la vida, ni la identidad, ni el mundo, o al menos quiero trabajar para que así sea. Soy muchas más cosas aparte de eso. De hecho, todas esas cosas son las que me hacen poder escribir canciones. Si hacer música me quita el tiempo o la energía de hacerlas, entonces resulta estéril. Fue quitar mi proyecto del centro de mi vida lo que me permitió enamorarme, mudarme de ciudad, iniciar procesos de análisis, transformación y reparación en las amistades de mi alrededor, aprender a cocinar mejor, leer más, estar atenta, volver a hacer teatro, formar un colectivo, replantearme el género, sacarme el carnet de conducir. Y hacer otro disco. Justo lo contrario al discurso meritocrático que te cuenta que si te obsesionas con algo y apartas todo lo demás, te irá bien. Especialmente si dinamitas todo los puentes que te unen a los otros.
Yo no sé si me irá bien con estas canciones. O mejor dicho: haré por que me vaya bien como persona, por hacer ir mejor el mundo que me rodea, y así, cómo vaya el disco me importará un poco menos. Porque no soy solo lo que hago. Y, sobre todo, no soy solo lo que me han dicho que hago bien y a lo que puedo sacarle rédito.
Dicho esto, obviamente tengo ganas de compartir estas canciones, y obviamente me importa lo que sintáis al oírlas. FIERALINDA no es un disco, es un proceso, una contradicción. Parte de la base de que algo no tiene que ser perfecto e inequívoco para ser compartido. FIERALINDA es una búsqueda, y sigue siéndolo aunque esté grabado. FIERALINDA son dos cosas, que son tres, que son muchas. FIERALINDA son las canciones que me salieron cuando pensé en dejar las canciones.
A lo largo de la primera quincena de junio saldrá lo primero. Esto de momento solo lo sabéis vosotres. Me reservo hablaros de ello para más adelante.
Gracias por estar leyendo al otro lado. Ver que tanta gente se interesa por este formato me da esperanzas en que aún tenemos ganas de revelarnos contra la aniquilación de la atención y la escucha pausada. También me hicieron mucha ilusión vuestros comentarios en la entrada anterior, me sentí como la preadolescente de trece años entrando en Blogspot y viendo que había actividad en ese túnel secreto. Es un “engagement” que aún me ilusiona.
Seguimos, fieralindas. Qué ganas de compartiros más.
Amor y rabia,
fiereza y lindura,
ede
Leerte como escucharte se siente como escuchar una voz interior que te hace replantearte cosas de quién eres, lo que haces y quién quieres ser o cómo quieres hacerlo. Súper inspirador. Gracias por seguir compartiendolo
ResponderEliminargracias a ti por dejar que sea recibido así 🫂
EliminarTe escribo desde el colectivo, camino a mi casa después de trabajar 12hs sin parar. A las 20hs de una fría noche de la provincia de Buenos Aires. Con los dedos congelados y un agotamiento físico mental y emocional que no puedo más.
ResponderEliminarCreo que es cierto, siempre tenemos miedo a que nuestras pasiones, lo que tanto amamos hacer se convierten finalmente de lo que vivimos. Aunque a priori eso de "Vivo de hacer lo que más me gusta" sea lo que nos sale decir. Pero cuando la experiencia nos muestra que dejamos trozos de alma en manos (y a merced de la opinión) de alguien más, la sensación es diferente. Básicamente porque lo que entregas con tu música, no tiene precio... tiene valor.
Y si, sos/somos mucho más de lo que haces/hacemos.
De los privilegios más lindos que me da hacer radio, es entrevistar artistas. Que para mí, son mucho más que eso; porque aún sin saberlo forman parte de mi vida. Entiendo que aún cuando son 50 comentarios lindos en un video, si hay 1 que dice cualquier cosa, angustia. Es normal... una cagada, pero normal.
Por si te sirve saberlo, yo creo que hay un espacio en el universo en el que las almas se juntan a escuchar música, y entre esas canciones están las tuyas. Los números, es solo un aspecto de muchas cosas que suceden con las canciones.
Te abrazo fuerte!
Y hasta la próxima carta.
Hola Lau. Te envío calor cruzando el océano para esos dedos congelados y ese agotamiento. Me gusta la idea de que existe un espacio donde todas esas almas que escuchan una música están juntas de alguna manera. Es una idea que me hace el mundo más tierno. Abrazo fuerte de vuelta.
EliminarGracias Ede ♡ Abrazo enorme!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDesde mi sofá a las 3:06 am tengo todo oscuro y solo veo la pantalla del móvil, la luz del stand by de la TV y la rendija que se quiere colar por el ventanuco de madera del salón. Una noche larga sin dormir, la tos no da tregua, sin voz por una faringitis. Escuchó los grillos, el tic tac del reloj de la cocina y algún que otro perro ladrando. Vivo al borde de un barranco en un lomo, una zona rústica en Gran Canaria pero siempre cerca del mar. Salvo por los grillos, el reloj y los perros, hay un dulce silencio. Estoy en el sofá para no perturbar mi pareja, también me incomoda la idea de estar molestando con mi tos. He aprovechado este parón para pasarme a ver tu post. La verdad que, aunque hables de tus canciones y tu arte, una se siente reflejada en tus palabras. Esa necesidad de sentirnos validadas por los demás. La incoherencia del lucro cuando uno hace lo que siente. La línea difusa que nos protege del capitalismo. Esa hay que defenderla. Y esa la llevamos con nosotras y son esos momentos de creación, de inspiración, de espiritualidad, de entregar el alma en esa forma de expresarnos porque es la única. Me alegro de leerte. Tus reflexiones son preciosas. En un mundo digital donde solo hay gurús vendiendo humo, cuánto echo de menos lo artesanal. Pocos valoramos el proceso. Proceso de crear algo, la técnica, el amor invertido, las ideas, dar forma. En fin. Este post es digital pero resuena a eso. Espero seguir leyendo como has llegado hasta las canciones y su proceso. Gracias!
ResponderEliminarMe han acechado tanto esas noches de insomnio... también he acabado en muchas de ellas leyendo palabras ajenas. Me gusta la idea de que este espacio sea un poco para los insomnes. Me gusta también leerte y sentir que esa artesanía se transmite aunque sea igualmente digital este medio. Gracias por estar 🫂 y descansa!
EliminarBuenas tardes desde mi sofá, con el portátil. Hace calor y pienso que eso va a dificultar mi concentración cuando después de escribirte me ponga con mis proyectos. Doy un trago de mi vaso de agua para refrescarme. Oigo música de rap francesa, la tienen puesta mis vecinos de abajo, confieso que a veces les hago Shazam. También, justo ahora están sonando las campanas y se mezcla con el canto de algunos pájaros. Me encuentro hacia el centro de una ciudad cercana a Barcelona.
ResponderEliminarVarias cosas se me han ocurrido mientras leía tu entrada. Primero, tengo la convicción que las canciones más sinceras (y no hechas sólo para llegar a las masas) llegan a un sitio aún mejor: a los corazones de las personas. Tambien creo que, eventualmente, si son buenas acaban llegando a las masas, con propaganda o sin ella, tarden más o menos. Quizá esté equivocada, tampoco es que tenga experiencia en eso. Hoy me obsesioné con una canción, tiene solo unos cientos de reproducciones en youtube, creo que llegará lejos.
Otra cosa que he pensado es que te entiendo mucho. Siempre me he planteado el arte en mi vida como un hobby (qué rabia debo dar ahora mismo diciendo esto), pero no tanto porque crea que no puede sustentar una vida digna, aunque sí que es difícil, sinó porque tenía miedo a que un día se me acabaran las ideas. ¿Y si estudio artes y un día se me agota la creatividad? (Y ademas de ese miedo, se le suma el bloqueo cuando demasiada gente me presta atención y acabo en silencio, por miedo a equivocarme demasiado, ante demasiada gente. Pero como me contestaste en tu anterior entrada, tú consigues que tu "verborrea" siga, para bien o para mal.) Me hace pensar en el nombre de tu nuevo disco. Fiera. Y linda. No sé de qué tratará tu disco, pero sólo el nombre me destila valentía y suavidad a la vez. Creo que después de muchos años estoy por primera vez inclinándome por el arte. A la mierda lo de ser un hobby. Eres un ejemplo, de veras. (Dije desde debajo de un puente.) (És broma <3) Hay tanto miedo en la vida. Pero quiero centrarme mientras pueda en las partes que me alimentan el alma. Pero poner en juego nuestros corazones en eso que debe sustentarnos en la vida... es difícil sin la distancia emocional.
Y sobre eso, sobre lo que dices de centrarnos en ese comentario negativo, o ese silencio entre tantas adulaciones, te confesaré que estoy en un grupo de terapia, y solemos hablar de eso. La psicóloga debe de estar harta ya, porque me doy cuenta que todos repetimos ese mismo patrón. Me pregunto, ¿quizás si supiéramos centrarnos del todo en lo bueno, no estaríamos ahí? ¿Hay personas por ahí que son capaces de hacer eso, de verdad?
Y no te preocupes por el "exceso" de atención hacia tu blog, si no lo promocionas se irá quedando sólo con unos pocos asíduos al final. Aunque no sé si eso es bueno o malo, si es lo que buscas y prefieres o si no del todo. ¿Hay algo malo en la promoción? Eso me hace pensar en una comparacion con el aspecto físico. Muchas veces he pensado, bueno, es un filtro, sólo se quedarán los que estén interesados realmente. ¿Pero qué pasaría si fuera modelo? También habría gente que vale la pena ahí. Quizás esa superficialidad, gracias o por culpa del subconsciente de la gente, me permitiría llegar a más corazones que se interesarían luego por la yo de debajo. Aunque supongo que ya no habría filtro. Y lo que quieres tú es ese filtro. ¿Pero es culpa nuestra que nuestro cerebro funcione así? En fin, mejor dejaré las reflexiones para tus entradas xD A ver si podemos aclarar un poco esas dudas algun día. Escribes muy bien, por cierto, seguro que a Carmen Martín Gaite le gustaría.
Artenea ❤️ Entiendo tanto esa sensación de que las ideas buenas pueden acabarse. Yo hay días que siento y pienso contundentemente que no podré hacer más canciones buenas. Es algo que solo se deshace creando, entendiendo que la creatividad es un músculo que no dejará de funcionar de un momento a otro, sino solo (y ni siquiera del todo) si dejamos de usarla. Lo que se crea no es un objeto que pueda cuantificarse y por lo tanto acabarse, si no que es una forma en sí misma de estar en el mundo. Te animo en el camino de sacarlo del cajón de los hobbies, y también te quiero decir que si algún día tiene que volver a él o habitar otro lugar, también estará bien. Serás igual de creadora que si ganas dinero por ello.
EliminarIremos descubriendo cómo fijarnos más en lo bueno (o que lo malo no se lleve toda nuestra atención). Creo que hacen falta toneladas de amor y compasión para eso. Mientras tanto está leernos y compartirnos, que no está mal 🫂
Me encanta este formato de acercarnos a ti/a tu música de la forma en que lo haces. Es bonito encontrarse como me gusta decir con "cabezas pensantes" afines a mí. Deseando escuchar ese primer adelanto.
ResponderEliminarla afinidad hace este mundo más amable! gracias por quedarte, Marla
EliminarTe comento desde mi habitación en un piso compartido, empiezo el comentario a las 14:17 después de haber terminado de almorzar leyendo esta entrada. Es fascinante lo que escribes, ese 'behind the scene' de crear el blog y el álbum. Tengo ganas de escuchar lo que saldrá este mes.
ResponderEliminarPor cierto, en ordenador la letra del blog se ve pequeñísima, no sé si es cosa de mi navegador o del diseño en sí, así que te lo comento por si puedes investigar por tu parte si hay forma de que la letra salga más grande para las personitas que no te leemos en un móvil(?).
Un abrazo fuerte <3
Hola Isa 🫂 No eres la primera persona que me dice lo de la letra! Lo solucionaré para la próxima, gracias.
EliminarBuenas noches, desde mi móvil en la cama de una habitación alquilada, en una casa de un pueblo en mitad de la sierra de Almería.
ResponderEliminarTe entiendo mucho, porque llevo desde los 13 o 14 años sintiendo que tengo algo que contarle al mundo, pero siempre he sentido que había muchos impedimentos. Y creo que el peor es el miedo, el miedo de ser rechazada, de no gustar, de sentir cómo te expones a los demás mientras a veces no se valora nada desde el otro lado esa exposición, no se valora lo difícil que es abrirte así.
Me gusta mucho el formato que has elegido, porque yo he creado también varios Blogspot y es un formato personal y que realmente lee quién de verdad se interesa por lo que haces. Además, con lo poco que has escrito me he dado cuenta de que se te da muy bien.
Las canciones de lucero me ayudaron mucho. Porque me he sentido muy identificada con ellas. Y si te ha salido escribir más, es que tienes más cosas que contar. Así que me alegro mucho de que así sea 😊
Haz lo que sientas y lo que te apetezca, no te fuerces, las personas a las que de verdad llegues se quedarán aquí.
Ojalá antes o después, también sea capaz de compartir mis canciones y abrirme en canal. De superar ese miedo a no ser suficiente, que de alguna forma me hace dar de lado, al sueño más profundo que recuerdo de mi niñez.
Un abrazo grande!! ❤️🩹
Carolina ❤️ Es lindo que nos volvamos a encontrar aquí las usuarias antiguas de blogspot, las que buscábamos rincones para contarnos. Pienso leyéndote que si en su día te abriste un blog, quizá hay una parte de ti que necesita que el impulso de compartirte sea más fuerte que el miedo. Creo que esa parte quiere ser atendida y honrada.
EliminarGracias por abrazar y querer a Lucero. Es un disco muy importante para mí.
Nos leemos por aquí, beso grande.
Hermosa Ede, te leo y escribo desde una oficina en Buenos Aires, trabajando y recibiendo noticias familiares mientras mi padre entra a un quirófano. Estaré queriendo evadir todo eso al concentrarme en tus palabras? Por suerte una ventana me muestra árboles y cielo soleado!
ResponderEliminarSorprendente (o no...) enterarnos de que el diálogo interno de mierda es tan común en tantas de nosotras (en todas nosotras?) Desde mi lugar me hubiera costado creer que una persona joven, talentosa, etc, etc como vos también lo tiene... y ahí va el mío, siempre afirmando que todo lo bello está afuera, en otres.
Gracias por tu música y tus palabras, hacen mucho bien.
Abrazos argentinos! Sol.
Hola, Sol 🫂 Espero que tu padre esté bien, de corazón. Es curiosa esta creencia de que lo bello siempre está en otres, y no quizás deducir que está en nuestros ojos cuando lo miramos. O sea, que lo tenemos dentro.
EliminarBeso grande.
Te escribo desde el patio exterior de una clínica veterinaria, sentada en una silla y mesa blanca a la sombra de un toldo triangular de tela gris anclado en la pared y la valla. Intentando buscar aliento en voces de personas a las que admiro y sé que me reconfortan mientras mantengo el portátil encendido mientras hago que teletrabajo. Porque ahora mismo no me importa nada más en el mundo que lo que está pasando en un quirófano a unos metros de mí.
ResponderEliminarY así, pensando en como distraerme para que no me coman los nervios, he recordado que había una nueva entrada en este blog cuya lectura me reservé para cuando pudiese disfrutarla.
Me "reservo cosas" para momentos en los que pueda saborearlas pero nunca pensé que sería desde aquí ni en un momento de nervios y ansiedad. Una tiende a imaginarse (o esperar) que esos momentos que están por venir sean de alegría o de calma. Soy experta en agarrarme a un clavo ardiendo esperando que cambie mi suerte aunque esté todo en llamas y el calor me haya derretido hasta las bragas.
Y lanzándome a la piscina sin comprobar si hay agua con esta apreciación, creo que algo así es este disco. Tu clavo ardiendo. Esa música, esa escritura a las que te has agarrado en mitad de una tormenta de llamas esperando a que se asentara el caos que no te dejaba respirar mas que humo. a que cayera el agua de nuevo.
Estoy deseando escucharlo.
Tus canciones me han ayudado a sobrellevar la pena y la enfermedad en los años más duros de mi vida. Tus conciertos, en especial el de aquel mes de enero en el Price, me han ayudado a entender que pese a todo sigo viva y puedo dejarme sentir de nuevo. Ya no es peligroso.
La bolita de pelo que está ahí dentro durmiendo químicamente, me ha visto y oído llorar de muchas formas distintas y me ha oido tararear tus canciones y cantarlas a grito pelao también, especialmente en el coche.
Tu arte forma parte de nuestras vidas.
Me siento afortunada de que tu arte se cruzara en mi camino y que ese camino no se haya terminado todavía, que, de momento, puedo seguir recorriéndolo, espero, junta a esa bolita de pelo que lleva cuidándome más de 10 años.
Gracias por compartir(te)
Mara
Te escribo desde mi pequeño rincón en Madrid, al que llegué después de muchos cambios y aprendizajes. Hace algo más de un año que empecé a habitarlo, y aún hay rincones vacíos que parecen esperar su tiempo, como si supieran que el amor y la paciencia sabrán llenarlos cuando sea el momento. Gracias por abrir tu corazón y compartir tu proceso. En tus palabras uno encuentra espejo, consuelo y esa sensación de no caminar sola. Gracias por entregar pedacitos de tu alma que, a través de tu música, encienden luz en los caminos de quienes te leemos y escuchamos, como si fuera un abrazo sutil del universo.
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