las canciones que salen de un campo arrasado
Hola, fieralindas. El año pasado leí Nubosidad Variable, de Carmen Martín Gaite. Tengo un cariño especial a la figura de Carmen y a su literatura, y este libro terminó de robarme el corazón. En él dos amigas se cartean tras años de distancia y silencio. Una de las normas epistolares que establecen es que siempre, al empezar una carta, han de describirle a la otra el lugar desde el que escriben, como manera de acercar la presencia a través de la imaginación. Como de invocarse en diferido. Yo de adolescente me escribía cartas con algunas amigas y con mi abuela Leo, y a raíz del libro de Martín Gaite y de ver cómo mi amiga Eva mantiene aún este ritual ya casi prehistórico, decidí recuperar el hábito. Lo hice con algunas personas amadas, copiándole la norma a las protagonistas de Nubosidad Variable, y me parece bonito traerla aquí. Así que: Os escribo desde mi piso de Barcelona. Lo llamo “piso camarote” porque apenas tiene 30 metros cuadrados y está muy cerca del mar. Me mudé hace dos mese...